jueves, 24 de julio de 2008

Estoy en blanco

¡No se me ocurre nada con que continuar la historia de "Anónimous"!

¡¡¡AYUDA!!!

martes, 22 de julio de 2008

lunes, 21 de julio de 2008

Anónimous (Tercera parte)

Escuchando: “Milenio 3”

Me siento: aburridilla

Flotando y flotando. Era como estar perdida en el tiempo y en el espacio muy relajada. Era como perder todas las preocupaciones del mundo, bueno no todas, por que hacía todo lo posible para que el “amigito” de Anónimous no se durmiera. Lo besaba, lo tocaba, lo acariciaba, pero aún sentía aquella extraña incomodidad que sufren los hombres en el capullo tras eyacular. Quería volver a tenerlo dentro y, para qué negarlo, me afanaba por que lo tuviera mas tieso que flácido.

Sabía que no iba a tardar mucho cuando volvieron a saltar las alarmas y Anónimous tuvo que volver a preocuparse de su nave en vez de mí. Pero en esta ocasión la cosa era mas seria ya que se puso a los mandos.

-Barbarella, siéntate y abróchate, tenemos que tomar tierra en el primer planeta que encontremos –me dijo bastante apesadumbrado-. Aunque primero tendremos que llegar.

Por suerte teníamos uno habitable no muy lejos y con cambiar ligeramente la trayectoria lo tuvimos delante de nuestros ojos. Era una hermosa bola de cristal verde bañada por un casi dormido sol, cubierta de vida y con escasos puntos de tecnología a lo largo de su superficie.

-Espero encontrar aquí a alguien que me ayude con la dichosa aleta y regresar de una vez a la Tierra salvando la nave –el rostro de Anónimous se ensombreció ante la posibilidad de perder su transporte.

Me limité a hacerle una mueca de resignación con la boca.

Si el despegue en el asteroide fue brusco, el aterrizaje en aquel planeta iba a ser de todo menos tranquilo y cuando puse pie en tierra estuve tentada de arrodillarme y de besar el barro. ¡Cómo se movía todo y encima Anónimous parecía pasárselo en grande!

Aterrizó en un claro rodeado de altísimos árboles de un tipo que nunca había visto. Eran muy familiares, pero no tenían nada que ver con los de la Tierra porque, además de hojas verdes, algunas eran de color azul. Supuestamente estábamos cerca de un núcleo tecnológico pero era como si estuviera deshabitado por que casi no se oía nada salvo el triste gorjeo de algún pájaro perdido, y esto era algo que me puso muy nerviosa y saqué mi revolver. Anónimous estaba mas tranquilo pero eso no fue obstáculo para que portara un largo fusil negro.

Juntos nos internamos en la verdiazul selva en busca de la señal tecnológica rastreada. En un principio, con delicadeza, luego, con desesperación, fui apartando la abundante vegetación colgante que se cruzaba con mi camino y, sin darme cuenta, perdí de vista a Anónimous. Curiosamente no me puse nerviosa, sino que seguí avanzando hacia delante hasta que encontré algo que me hizo detenerme. Llegué a un pequeño claro que parecía una media luna y, en el extremo opuesto, había una formación metálica. Me acerqué muy despacio y me di cuenta que era una especie de espejo ya que me veía reflejada en él, pero no era yo exactamente. Era mi figura, mi rostro, pero mi traje blanco se reflejaba en negro y mis movimientos me eran devueltos casi un segundo después, como si ese reflejo me imitara con cierta lentitud.

No es nada nuevo que me sienta atraída por mi cuerpo reflejado en un espejo. Son incalculables las noches en las que me he tocado viéndome al otro lado de una superficie de esas.

Me acerqué tanto que pude notar el frío que emanaba aquel artefacto y la mirada de hielo de aquel reflejo extraño de mi ser.

De repente, unas manos brotaron del espejo y se lanzaron a mi cuello. Mientras luchaba por librarme de aquellas tenazas que intentaban estrangularme, mi “otro” cuerpo salió de allí para mostrarse como mi lado negro.

miércoles, 9 de julio de 2008

Gracias Trikar por enlazarme


Trikar es un chico vasco que se ha dejado caer por Madrid y que es un viejo conocido mío del anterior blog. Pasaros a verle que hasta me ha hecho un articulito y todo.

Gracias por enlazarme

Besitos muy dulces para tí.

martes, 8 de julio de 2008

Anónimous (Segunda parte)

Escuchando: “Flor de Loto” de Héroes del Silencio

Me siento: abstraída

La alarma no me asustó pero no contaba con que Anónimous se desembarazaría de su cinturón tan rápido y me dejara flotando desnuda en la ingravidez. Agarrándose a las barras de los mamparos se acercó a una pantallita parpadeante que había en una esquina.

-Mierda –se contuvo de escupir a la nada-, se ha vuelto a estropear el cableado de dirección…

Iba a ofrecerle mi ayuda, pero me callé ya que él sabría mejor que yo qué le pasaba y qué necesitaba su nave. Aún así, me acerqué flotando a él mientras quitaba una placa e intentaba introducir sin éxito una especie de destornillador. Comenzaba a sudar de desesperación y es que sus manos eran demasiado grandes.

-Déjame hacerlo a mí, seguro que entran mis manos –decidí al final a ofrecerme.

-Vale. Tienes que ponerte mirando al techo natural de la nave y tratar de ajustar esos dos cables rojos que se ven al final –me explicó mientras me indicaba con un dedo dos puntos brillantes dentro de aquella cavidad de metal y plástico al descubierto.

No me costó nada adoptar esa posición e introduje el destornillador. Tuve que acercar mucho mi rostro a la cavidad para ver bien por dónde iba, cuando Anónimous me levantó mis ingrávidas piernas y me preguntó:

-Eres originaria de la Tierra, ¿no?

-Sí –contesté distraída con mi trabajo.

-¿Te gusta el “elefante” o el “colibrí”?

-¿Qué?

-El “colibrí” es así –comenzó a meterme y sacarme muy rápido solo el capullo de su pene en mí-, y el “elefante” es así –ahora metía y sacaba todo su miembro, entero en y fuera de mí de tal manera que acabé golpeándome contra la pared.

-¡Ay! Qué bruto.

Aún sonaba la alarma pero dejé el trabajo y apoyé las manos contra la pared como si fuera la cabecera de una cama.

-Sigue con el “elefante”, cariño.

Me agarró fuerte y me lo introdujo todo y me lo sacó todo aún mas rápido. Algo en su rostro me decía que no iba a aguantar mucho ese ritmo así que, antes de que terminara, quise darme un capricho. Me desembaracé de él, le agarré el pene y se lo chupé saboreando mi sabor sobre el suyo. Primero la base, la parte de abajo, el capullo deslizando mi lengua alrededor para terminar con él dentro de mi boca. Nada me gusta mas que saborearme sobre un pene. Las gotitas de semen salieron despedidas y quedaron flotando cerca de mi cuerpo. Divertida y riéndome jugaba a dejar que se acercaran a mis pezones y luego las echaba para atrás soplando sobre ellas.

Me llevé el dedo índice a los labios como para recordar el sabor perdido hace nada y sonreí:

-Qué rico… Será mejor que termine con termine con esos cables y vuelvas a ofrecerme tu “elefante” aunque espero que con algo mas ahora, Anónimous.

continuará.

lunes, 7 de julio de 2008

Anónimous (Primera parte)

Escuchando: “Young Folks” de Peter Bjorn and John

Me siento: sin ganas de trabajar.

Es hora de cumplir con lo prometido a Juan. Espero que te guste tu regalo, jajaja:

Aún no sé como pude quedarme tirada en aquel perdido asteroide a la deriva en el espacio infinito. Sinceramente aún no sé como pude ser engañada de esa forma, pero eso es otra historia y mejor que me dedique a contar cómo salí de allí.

Muy cansada y sola fui recorriendo aquella masa rocosa a la espera de encontrar a alguien, aunque mis esperanzas eran bien escasas. Estaba fuera de las rutas comerciales y ni siquiera sabía el número de asteroide en el que acabé con mis huesos, pero, para mi sorpresa, tras una colina, vi un destello y corrí hacia allí. Sí, allí había un carguero espacial y su piloto haciendo unas reparaciones en una aleta de popa. ¡Mi salvación!

-¡Hola! –grité inocentemente para llamar su atención.

-Hola –respondió el desconocido bajando a tierra-. Pensaba que este asteroide estaba deshabitado.

-Y lo está. Me han dejado tirada aquí y es toda una suerte haber encontrado a alguien. ¿Podrías llevarme de vuelta a algún planeta poblado? ¿A la Tierra, tal vez? –sonreí y, necesitando convencer a ese piloto, me pasé la mano cerca de mi seno derecho.

-Pues… curiosamente me dirijo a la Tierra con un cargamento de metal de aleación… Vale, te llevo. Por cierto, me llamo Anónimous.

-¿Eres una especie de capitán Nemo? –la pregunta creo que era la acertada para seguir con el juego que se traía el amigo.

-Jajaja, aún no me has dicho tu nombre…

-Me llamo Barbarella y soy agente especial de las Fuerzas del Orden galáctico –eso no le asustó nada.

Terminó de reparar la aleta y me dijo que me sentara a su derecha en la cabina de vuelo con los cinturones de seguridad bien ceñidos ya que la nave despegaba de forma muy brusca.

-¿Qué piensas ofrecerme por llevarte? –me preguntó cuando ya estábamos en el espacio exterior y tras varios minutos de silencio.

-Uhmm, no sé, ¿qué quieres tu?

-Hacer el amor.

-¿Qué?

-Me has oído bien.

-¿Así de simple?

-¿Mi petición te parece simple?

-Bueno… Pues sí, la verdad, me esperaba que fuera algo mas… ¿Lo hacemos con pastilla o…?

-A mi no me va el sistema terráqueo.

-Bueno… Vale, vamos a ello.

Me desabroché el cinturón y me dejé llevar por la ingravidez mientras me quitaba las piezas de mi traje blanco quedándome completamente desnuda. Anónimous ni se había movido pero su miembro ya estaba al descubierto. Iba a sentarme encima y dándole la espalda, mientras pilotaba la nave o la dejaba al mando del ordenador de a bordo, me daba igual, aunque poco iba a pilotar con sus manos amasando mis pechos.

-Proceso de acoplamiento en marcha –le guiñé un ojo antes de girar la cabeza hacia el espacio infinito, mientras apoyaba las manos en el techo para que él fuera entrando lentamente en mí, muy lentamente. Sentí su carne dentro de mí, suave, cubriéndose de mis fluidos.

De repente una señal de alarma inundó la cabina.

La foto esta la pongo por si necesitas ayuda para situarte en el relato, Juan, jajaja.


viernes, 4 de julio de 2008

jueves, 3 de julio de 2008

¿Dónde estás...


Laurapausini que hace mucho que no me escribes y te hecho de menos...

miércoles, 2 de julio de 2008

En Viron I (Última parte)

Escuchando: “Milenio 3”

Me siento: intentando refrescarme

Los tres tirados entre aquellos cojines no tardamos mucho en encontrar, con la mirada y entre la penumbra, a Madame Petinent como nuevo Emperador sentada en su trono. A su lado permanecía impasible su androide de compañía, es mas, supe que ella estaba allí por que aquel ser azul destacaba bien entre la oscuridad y la muchedumbre.

-Vosotros dos quedaros aquí –les dije a Yicam y a Jurgeni-, pero no me quitéis ojo de encima. Igual os necesito.

Me fui arrastrando de cojín en cojín. De vez en cuando era atrapada por uno de esos individuos medio drogados que querían metérmela por todos lados sin pudor alguno, pero no tenían ni fuerza para agarrarme.

Estaba muy cerca de ella y desenfundé mi arma.

En ese instante se oyó una explosión en el exterior. Los hombres de Garal estaban actuando de una forma poco ortodoxa y nada disimulada. El tiempo se me acababa.

Aunque estaban medio dormidos, el pánico hizo presa de aquella gentuza y me descubrí ante Madame Petinent. Antes de poder dispararla, el androide me cogió y me volvió a arrancar la ropa y me penetró con su miembro cambiante. Totalmente paralizada ante su poder sexual, mi pistola salió por los aires, no muy lejos de los pies de Yicam. Ella estaba asustada, pero cuando vio que Madame Petinent huía la disparó y la usurpadora cayó muerta al suelo y comenzó a desaparecer, pero su capucha comenzó a moverse y a escapar ante nuestra sorpresa, pegando un salto para intentar caer sobre mi cabeza. Jurgeni le pegó un puñetazo a la capucha antes de que acabara encima mío.

-¡Barbarella! –gritó Yicam mientras corría hacia mí para librarme del androide.

-¡No! ¡Un momento! –me corría entera.

Temblorosa sobre el suelo, me dejó de penetrar y me pude tranquilizar.

La capucha volvió a cobrar vida y la cogí descubriéndose todo el misterio. Dentro de ella había un pequeño ser verde que era en realidad el Emperador de Viron I:

-Vaya, al final me han descubierto.

Ese ser era un gorm, un espécimen muy diestro a la hora de vivir a costa de otros cuerpos, un huésped para anfitriones, aunque, muchas veces, estos últimos eran mas poderosos que ellos. Sus víctimas, cuando eran mas fuertes psicológicamente que los gorms, acababan dominando al parásito y adueñándose de sus pensamientos y poderes, como parecía haber pasado con Madame Petinent.

En ese mismo momento tuve otra idea. Si colocaba al gorm encima de la cabeza del androide, podríamos programarle para que gobernara como quisiéramos (un gorm nunca fue capaz de dominar a una máquina) y, así, tendríamos paz en la galaxia por mas tiempo. Aún con los efectos de mi último encuentro con el juguete de Madame Petinent,agarré al gorm y lo puse encima de la cabeza de la máquina.

Fuera se oyeron mas explosiones y la puerta quedó reventada ante el empuje de los hombres de Garal. Ante lo que podía pasar, me senté en el trono y me fijé en el cuadro de mandos que tenía en el apoyabrazos derecho. Había un botón que ponía en un idioma de los oficiales de la Galaxia “Iniciar día de fertilización”. No estaba muy segura, pero, ¿sería posible que aquel día del que me habló Jurgeni en el que hombres y mujeres se unían para hacer el amor, se activara con aquel botón? Tenía que pagar a Garal y a sus muchachos y esa posibilidad era mi única esperanza de salir totalmente airosa de aquella situación.

Garal se postró ante mí:

-Hemos tomado el control de toda la ciudad, mi diosa.

-Eso me satisface…

-Es hora de que nos veamos satisfechos, nosotros, tus siervos.

Pulsé sin pensarlo en el botón. A mi ni a Yicam nos pasó nada, pero las mujeres vironianas que aún permanecían allí se desnudaron y saltaron sobre los hombres, directas a que las penetraran como animales encelados, entre gemidos y gritos de placer continuado. Cogí a Jurgeni y a Yicam y nos fuimos de allí mientras el Emperador se sentaba en su trono de nuevo con el cuerpo del androide. Cuando llegamos a una habitación vacía, tiré al suelo a Jurgeni y abracé por la espalda a Yicam, besándole el cuello, apretándola contra mí, liberando sus pechos y tocando su sexo.

-Ahora puedes hacérmelo físicamente y no mentalmente –le susurré al oído muy bajito.

Se giró y sus ojos despedían una luz especial.

Ambas estábamos juguetonas y miramos a Jurgeni. El estaba muy emocionado, pero no se esperaba que le ataríamos a una silla (ya lo había hecho antes y el pobre no había aprendido la lección).

La dejé libre para que recorriera mi cuerpo entero, de arriba abajo. Libre para hacerme gozar al igual que en el hidro, pero esta vez yo también era libre para gemir y desatarme. Libres para desearnos y comernos, y mordisquearnos y chuparnos. Divertida, veía como Jurgeni no soportaba la presión de contemplar como hacíamos el amor sin parar. Sin quitarle ojo de encima a él, con una mirada turbadora, pasaba la lengua por los pezones de Yicam, por sus labios, por su sexo…

Cuando me pareció el momento oportuno, dejé la cama y me acerqué a Jurgeni. Su miembro estaba allí, tieso, a nada de estallar. Acerqué mi lengua a su punta y explotó sobre mi cara, uniendo su orgasmo a todos los que recorrían la ciudad sin parar. Las paredes no tapaban esas bocas.

No creáis que Jurgeni se quedó así, por que, al final, sí hicimos el amor y mas el amor y Yicam no se quedó atrás.

El amor y la paz volvió a Viron I y el Emperador se tranquilizó, pero hubo un cambio sustancial debido a que el botón del día de la fertilidad se quedó atascado y los orgasmos de los hombres de Garal y de los vironianos hombres no cesaron en todas las noches que siguieron a aquella.

Fin.

martes, 1 de julio de 2008

Quiero un Seeley Booth en mi vida...


... Y sentirme satisfecha como le dijo una vez la Dra. Cam Saroyan, jajaja, hmmm