miércoles, 2 de julio de 2008

En Viron I (Última parte)

Escuchando: “Milenio 3”

Me siento: intentando refrescarme

Los tres tirados entre aquellos cojines no tardamos mucho en encontrar, con la mirada y entre la penumbra, a Madame Petinent como nuevo Emperador sentada en su trono. A su lado permanecía impasible su androide de compañía, es mas, supe que ella estaba allí por que aquel ser azul destacaba bien entre la oscuridad y la muchedumbre.

-Vosotros dos quedaros aquí –les dije a Yicam y a Jurgeni-, pero no me quitéis ojo de encima. Igual os necesito.

Me fui arrastrando de cojín en cojín. De vez en cuando era atrapada por uno de esos individuos medio drogados que querían metérmela por todos lados sin pudor alguno, pero no tenían ni fuerza para agarrarme.

Estaba muy cerca de ella y desenfundé mi arma.

En ese instante se oyó una explosión en el exterior. Los hombres de Garal estaban actuando de una forma poco ortodoxa y nada disimulada. El tiempo se me acababa.

Aunque estaban medio dormidos, el pánico hizo presa de aquella gentuza y me descubrí ante Madame Petinent. Antes de poder dispararla, el androide me cogió y me volvió a arrancar la ropa y me penetró con su miembro cambiante. Totalmente paralizada ante su poder sexual, mi pistola salió por los aires, no muy lejos de los pies de Yicam. Ella estaba asustada, pero cuando vio que Madame Petinent huía la disparó y la usurpadora cayó muerta al suelo y comenzó a desaparecer, pero su capucha comenzó a moverse y a escapar ante nuestra sorpresa, pegando un salto para intentar caer sobre mi cabeza. Jurgeni le pegó un puñetazo a la capucha antes de que acabara encima mío.

-¡Barbarella! –gritó Yicam mientras corría hacia mí para librarme del androide.

-¡No! ¡Un momento! –me corría entera.

Temblorosa sobre el suelo, me dejó de penetrar y me pude tranquilizar.

La capucha volvió a cobrar vida y la cogí descubriéndose todo el misterio. Dentro de ella había un pequeño ser verde que era en realidad el Emperador de Viron I:

-Vaya, al final me han descubierto.

Ese ser era un gorm, un espécimen muy diestro a la hora de vivir a costa de otros cuerpos, un huésped para anfitriones, aunque, muchas veces, estos últimos eran mas poderosos que ellos. Sus víctimas, cuando eran mas fuertes psicológicamente que los gorms, acababan dominando al parásito y adueñándose de sus pensamientos y poderes, como parecía haber pasado con Madame Petinent.

En ese mismo momento tuve otra idea. Si colocaba al gorm encima de la cabeza del androide, podríamos programarle para que gobernara como quisiéramos (un gorm nunca fue capaz de dominar a una máquina) y, así, tendríamos paz en la galaxia por mas tiempo. Aún con los efectos de mi último encuentro con el juguete de Madame Petinent,agarré al gorm y lo puse encima de la cabeza de la máquina.

Fuera se oyeron mas explosiones y la puerta quedó reventada ante el empuje de los hombres de Garal. Ante lo que podía pasar, me senté en el trono y me fijé en el cuadro de mandos que tenía en el apoyabrazos derecho. Había un botón que ponía en un idioma de los oficiales de la Galaxia “Iniciar día de fertilización”. No estaba muy segura, pero, ¿sería posible que aquel día del que me habló Jurgeni en el que hombres y mujeres se unían para hacer el amor, se activara con aquel botón? Tenía que pagar a Garal y a sus muchachos y esa posibilidad era mi única esperanza de salir totalmente airosa de aquella situación.

Garal se postró ante mí:

-Hemos tomado el control de toda la ciudad, mi diosa.

-Eso me satisface…

-Es hora de que nos veamos satisfechos, nosotros, tus siervos.

Pulsé sin pensarlo en el botón. A mi ni a Yicam nos pasó nada, pero las mujeres vironianas que aún permanecían allí se desnudaron y saltaron sobre los hombres, directas a que las penetraran como animales encelados, entre gemidos y gritos de placer continuado. Cogí a Jurgeni y a Yicam y nos fuimos de allí mientras el Emperador se sentaba en su trono de nuevo con el cuerpo del androide. Cuando llegamos a una habitación vacía, tiré al suelo a Jurgeni y abracé por la espalda a Yicam, besándole el cuello, apretándola contra mí, liberando sus pechos y tocando su sexo.

-Ahora puedes hacérmelo físicamente y no mentalmente –le susurré al oído muy bajito.

Se giró y sus ojos despedían una luz especial.

Ambas estábamos juguetonas y miramos a Jurgeni. El estaba muy emocionado, pero no se esperaba que le ataríamos a una silla (ya lo había hecho antes y el pobre no había aprendido la lección).

La dejé libre para que recorriera mi cuerpo entero, de arriba abajo. Libre para hacerme gozar al igual que en el hidro, pero esta vez yo también era libre para gemir y desatarme. Libres para desearnos y comernos, y mordisquearnos y chuparnos. Divertida, veía como Jurgeni no soportaba la presión de contemplar como hacíamos el amor sin parar. Sin quitarle ojo de encima a él, con una mirada turbadora, pasaba la lengua por los pezones de Yicam, por sus labios, por su sexo…

Cuando me pareció el momento oportuno, dejé la cama y me acerqué a Jurgeni. Su miembro estaba allí, tieso, a nada de estallar. Acerqué mi lengua a su punta y explotó sobre mi cara, uniendo su orgasmo a todos los que recorrían la ciudad sin parar. Las paredes no tapaban esas bocas.

No creáis que Jurgeni se quedó así, por que, al final, sí hicimos el amor y mas el amor y Yicam no se quedó atrás.

El amor y la paz volvió a Viron I y el Emperador se tranquilizó, pero hubo un cambio sustancial debido a que el botón del día de la fertilidad se quedó atascado y los orgasmos de los hombres de Garal y de los vironianos hombres no cesaron en todas las noches que siguieron a aquella.

Fin.

2 comentarios:

Juan dijo...

Vaya con el dichoso botón. Habrá que inventar un botón como ese para luego dejarlo atascado. :D

Que pena y que alegría ya que por una parte se acaban nuestras historias de Viron I pero empieza una muy especial para mi. Jijijiji.

Sabes algo de laurapausini? Hece ya algún tiempo que no tengo noticias de ella.

Os he echado de menos estos días todos. Un cálido beso.

Nohemí dijo...

A Juan:

Se terminan las aventuras en Viron I, pero pueden empezar otras, ¿no? Veo que te ha gustado lo del botón. Fue un recurso de última hora por que no sabía como compensar a Garal y a sus colegas en el relato.

No, no sé nada de laurapausini. Mañana lanzaré una llamada por ella.

Besitos.

PD: El lunes igual tienes la primera parte de tu regalo.

+ Besitos.