jueves, 19 de junio de 2008

En Viron I (Sexta parte)

Escuchando: “C´mon and Love Me” de Kiss

Me siento: extraña mirando la de trabajo que se me amontona

- Espero no haberte hecho daño cuando te tiré de la cama, cariño –se disculpó Madame Petinent con cara de importarle muy poco si me dolió o no-, pero es que yo digo cómo se juega con mis juguetitos, así que perdóname.

Estábamos solas en otra habitación mas pequeñas echadas en unas hamacas y balaceándonos entre la tenue luz azulada que emanaba una extraña lámpara situada en el suelo.

-Se me olvidaba ya darte las nuevas órdenes, aquí las tienes –me entregó otro sobre pero de distinto color, un color que nunca se había usado en la Sede y que no tenía que ver con el trabajo que realizaba. Soy desconfiada por naturaleza y es que la vida me ha hecho así.

Al parecer tenía que ayudar a Madame Petinent en su próxima entrevista con Emperador de Viron, la cual se celebraría al día siguiente. La sonrisa de tiburón que ella esbozó cuando terminé de leer mis órdenes no me gustó nada.

El día siguiente llegó pronto en aquella indeseable ciudad aunque yo pasé las horas mirando el techo tirada entre los cojines del gran salón y bajo la atenta mirada de Yicam. No estaba cansada y estaba alerta mientras ella jugaba con mi cabello acariciándolo y, mientras se hacía la dormida muchas veces, me abrazaba y me besaba en el cuello. Yo le dejaba hacer a su antojo sin preocuparme lo mas mínimo, sabía qué deseaba ella y no me negaría a dárselo siempre que me prestara su ayuda. La iba a necesitar desde que leí las órdenes, iba a necesitar su ayuda para huir de Viron I.

Unas grandes puertas negras se abrieron hacia dentro permitiéndonos pasar a mí y a Madame Petinent dentro del espacioso salón del trono del Emperador donde nos recibió un pequeño y viejo hombre encapuchado y con varias partes de su cuerpo biónicas.

Cuando llegamos a su altura, las dos nos arrodillamos pidiendo permiso para hablar con el Emperador.

-Yo soy la Boca y los Oídos del Emperador, así que lo que tengáis que decir… lo tendré que escuchar yo –aquel hombre parecía mucho mas alto ahora, la autoridad le elevaba hasta el cielo.

Madame Petinent me dio con el codo para que arrancara.

-Pues… Me llamo Barbarella y soy agente especial de las Fuerzas del Orden… -el hombre se inclinó hacia mí mostrándome gran interés, momento en el cual, Madame Petinent le dispara con un arma oculta y lo mata-. Pero… ¡¿Qué haces?!

-Calla, zorra, hago lo que me plazca. Sabía que viniendo tú no nos registrarían y así podría cargarme a ese mierdas del Emperador.

Y es que aquel hombre la capucha, en realidad, era el máximo el Emperador y, ante mi pasividad por la sorpresa, Madame Petinent despojó al muerto de su capucha y se la puso sobre la cabeza comenzando la transformación. Ya no era aquella mujer sino que, gracias a la capucha y a algún poder que tuviera, su cuerpo pasó a ser idéntico al del Emperador muerto y éste útlimo desapareció ante mi vista como si nunca hubiera existido.

Las fuerzas de seguridad irrumpieron en el salón de trono fuertemente armados.

-Cogedla –dijo Madame Petinent con la voz del Emperador-, tiene un arma.

Curiosamente tenía un arma en las manos durante unas milésimas de segundo. No pude hacer nada ya que me rodearon una veintena de guardias imperiales apuntándome con sus largos blasters. Me asieron y me pusieron en contacto con sus frías armaduras, frías como el calabozo al que me llevaron.

Continuará.

3 comentarios:

Juan dijo...

Si es que el poder es muy malo. Mira que es ambiciosa esta madam y para más colmo no comparte sus juguetes. Si lo cierto es que no se puede fiar de cualquiera.

Tú te fiarias de mi? jajajajja. Y tu, laurapausini? Que impresión os he dado?? Espero que no sea muy mala. :)

Yo a leer el siguiente relato que parece estar muy interesante ;)

Nohemí dijo...

A Juan:

Fiarme de tí... No sé, ya que se ve que eres un chico malo y me gustan los chicos malos, jajajaja

Besitos

Anónimo dijo...

fiarme fiarme, hmmm me encanta temer de lo que pueda pasar, jajaja, si que es egoista esta madam pero no pasa nada, nuestra barbarella es la mejor, y juan, ya veremos quien se fia de quien. Un besito a los dos