miércoles, 4 de junio de 2008

Negación

Escuchando: “Drug Store Truck Drivin´Man” de The Byrds

Me siento: Indiferente

Hay días en los que te llegas a preguntar por qué tanto esfuerzo en hacer algo para que luego no sirva para nada. Lo curioso es que me da igual. Puede ser un sentimiento un poco frío, un poco ilógico… No sé cómo calificarlo. Era una misión. Tenía que intentar salvar a una persona, pero he fallado y lo he hecho a posta y, lo peor, me da igual. He tenido el destino de una persona en mis manos, he intentado ayudarla aunque era un ser mezquino. Sí, un ser mezquino que había sido atrapado en un control y detenido por no tener la documentación en regla, aplicándosele al inmediato el procedimiento de internamiento especial de espía.

La misión llevaba varios días parada y se me encargó dirigirme hacia Ovilion IV para realizar un intercambio y que soltaran a un prisionero llamado Parcus que era importante para nuestras Fuerzas. No voy a negar que desde el primer momento me desagradó la idea de ayudar a ese individuo. Leí detenidamente su ficha, la típica de un maltratador de mujeres y un delincuente consumado. Ciertamente me dejé llevar por esa impresión para no dar el 100% por mi misión, aunque no es que me cruzara con obstáculos muy salvables a pesar de todo. Seguramente el resultado final sería el de fracaso total aunque hubiera puesto todo mi empeño.

A las 350 horas aterricé en el Complejo de Internamiento de Ovilion IV sin que me esperara nadie, a pesar de que estaba atestado de burócratas y soldados. Caminé unos metros desde mi nave, cuando noté que alguien me estaba tocando una nalga de forma poco ortodoxa. Me giré y no había nada ni nadie… Bueno, sí, por debajo de mi cintura había un extraño ser verde de ojos tristones.

-Hacía tiempo que le esperábamos, agente –me miró de soslayo-. No me mire con esa cara de asco.

No soy capaz de ocultar mis sentimientos, he de confesarlo. Es un problema grave.

Me acompañó hasta una sala blanca y sin adorno alguno, provista únicamente de dos sofás bastante incómodos. La cosa verde me invitó a tomar asiento y, aunque no lo deseaba, lo hice quedando a la espera del siguiente ser con el que tuviera que hablar.

La puerta automática del fondo se abrió con un suave silbido y entró un hombre vestido con una larga túnica roja y morada. Su rostro quedaba oculto tras un extraño casco de viajero espacial. Me puse en pie delante de él, dejando el bolso sobre el sofá.

-Me han comunicado que Vd. es la agente que envían las Fuerzas del Orden… Nunca defraudan …

¿Eso fue una carcajada? Sí, lo fue. Me examinó de arriba abajo.

-Sí, y vengo a que me dé la autorización para que suelten a Parcus. Aquí tengo los documentos requeridos y…-comencé a decir.

-No sirven de nada –me cortó en seco-. Sabe tan bien como yo que Parcus necesita un Yak, alguien que le defienda en el Juicio que se va a celebrar. Sin Juicio no lo podemos soltar y si no tiene defensa tampoco se puede celebrar nada. En estos casos, la Ley suprema es clara en Ovilion IV… Quizás podamos hacer algo.

Seguro que sonreía tras su casco.

Movió su enguantada mano y, como si llevara unas tijeras invisibles, me fue despojando de la parte superior de mi vestido y comenzó a estimularme los pezones, pero no me derrumbé.

-Estoy intentando contactar con un Yak, pero dicen que no lo defenderán al no tener los papeles en regla ya que eso les imposibilita en su ejercicio, pero… Parcus está internado por no tener los papeles en regla ¿Si en Ovilion IV se ha creado un procedimiento para este tipo de casos bajo la imagen de un juicio justo, por qué luego los Yak se niegan a defender? Menuda trampa que no se han creado Vds.

Me hizo sentarme en uno de los sofás con las piernas abiertas mientras me descubría su miembro.

-Bueno, bueno, eso ya veremos. Todo depende de cómo se porte Vd.

Me apretó contra él.

Tener que hacer el amor con ese tipo por salvar al otro tipejo… me daba asco.

-¡Argg, maldita zorra! –gritó mientras le estrujaba con fuerza con mi mano izquierda su miembro e impedía que entrara en mí, con la otra mano le apuntaba a su oculto rostro con mi blaster.

-Igual hoy las Fuerzas del Orden del Espacio galáctico te defraudarán. Igual yo te defraudo.

Le empujé con mis piernas hacia atrás y le disparé a la entrepierna. Comenzó a chillar como un cerdo.

La puerta automática se abrió y entró corriendo la cosa verde que acabó con la cabeza cauterizada con otro certero disparo.

-Os podéis quedar con Parcus todo el tiempo que queráis. No pienso mover un dedo por él.

Conseguí escapar por los pelos de allí.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

te admiro y apludo tenias que haberles echo mucho mas.... me encantan tus historias, un besino linda

Juan dijo...

Me acabas de dejar con la boca abierta. Menuda historia!

Hacia ya tiempo que no leía algo así.
La verdad es que te mereces un admirador más, y me oferzo voluntario.

Uy lo del lunes con la rubia. Si fuese por mi, sería algo único. Te imaginas!?En la cabina del camión hay dos camas, y dan su buen juego. En una podríamos entrar los tres, bien juntitos, susurrandonos cosas al oído.

Mejor no sigo que luego ando con la mente distraida todo el día.

La culpa es 70% mía y un 30% tuya, jajjajajajaj :P

Si es que no puedo dejar llevar, que luego vas a pensar mal de mi, y no quiero ofender.

Un saludo con cariño y un besito inocente ;)

Nohemí dijo...

A laurapausini:

Solo es una historia real tergiversada al universo de Barbarella, pero me gusta cómo ha quedado.

Besitos

Nohemí dijo...

Al inocente Juan:

Yo,la rubia y tu en tu camión? Uyuyuy, me parece a mí que no es seguro cruzarte contigo por la carretera, por lo que pueda pasar, jajaja.

30% culpa mía? Ya tendré mas porcentaje, jajaja.

Besitos nada inocentes.